viernes, 14 de octubre de 2011

Turisteando por Mongolia Interior (4º y último día)

Realmente no hay mucho contar del último día de mi viaje a Mongolia Interior, pero me parecía feo dejar el relato a medias así que... ¡ahí voy!

Después de haber pasado el día anterior en el desierto, nos llevaron de nuevo a la civilización para que cenáramos y durmiéramos en un hotel de mala muerte que no estaba mal del todo, al menos tenía agua caliente y... ¡bañera! Y como ya sabéis que mi "ducha" no es más que un agujero en el suelo, aproveché la ocasión y contribuí un poquito a la sequía que asolará el planeta un día de estos. Pero, oye, qué bien que sienta bañarse con el agua a 40ºC después de pasarse el día rebozada en arena...

Arte dothraki... digo, mongol.
La última mañana en Mongolia la perdimos de la manera más tonta ever. Nos llevaron a la capital, Hohhot, que en mongol significa "ciudad azul" (datos random FTW!). Pero, en lugar de turistear por la ciudad... ¡van y nos llevan al Ethnics Arts and Crafts Plant, que así en inglés no suena tan mal pero que, en realidad, no es más un centro comercial CARÍSIMO en el que supuestamente venden artesanías mongolas. Y digo supuestamente porque la mitad de cosas eran de plástico, pero bueno... allá ellos. Ropas tradicionales, armas mongolas, mil estampas y efigies de Genghis Khan -porque si en el resto de China se ve Mao Zedong por todas partes, en Mongolia Interior hacen lo mismo, pero con el señor Genghis Khan- y caballos, caballos por todas partes: estatuas de caballos, dibujos de caballos, figuritas de caballos, alfombras de caballos...
De tanto verlo por todas partes, al final acabé pillándole cariño...

Las vainas muy bonitas, pero la hoja... ni filo ni na'. Un timo.



Ya sabemos dónde acabó la madre de Bambi....

El caballero de la armadura de cuero...

Los precios eran tan ridículamente caros que nadie compró nada y volvimos al autocar bastante enfadados y con la sensación de haber perdido la mañana.

Después una mañana tan espantosa, comimos en un restaurante a las afueras, un lugar digno de película de terror. Miles de casas en un estado que aún no sé si estaban medio derruir o a medio construir... Sin embargo, aunque el restaurante era cutrillo... comimos de coña y... para variar un poco nos dieron huoguo (火锅,olla mongola). Que es el plato típico de aquí (aunque ya lo había comido otras veces en Beijing) y está riquísimo. 
El caldo blanco es normal y el rojo, picante.
El huoguo consiste en una olla comunal o individual, llena de caldo que hierve encima de la mesa, como una fondue. Y, al igual que en las fondues, tienes un montón de bandejas con carne, tofu, fideos, verduras... y vas cocinando en el huoguo lo que te apetezca comer.  Creo que fue la primera vez en todo el viaje que nos alimentaron tan bien... ¡y con carne sin tener que pagar extra! Y como yo estaba sentada en una mesa con un par de chicas vegetarianas... ¡ya os podéis imaginar que me puse hasta las botas!

Entrada al jodido museo...
En teoría por la tarde estaba programada una visita a un museo en Hohhot, pero para variar llevábamos varias horas de retraso en el programa y los guías nos preguntaron si preferíamos saltarnos el museo e ir directamente hacia Beijing, que nos esperaba un largo viaje de vuelta. TODO el mundo dijo que sí excepto unos malasios que se empeñaron en que querían ver esqueletos de dinosaurios y nos jodieron el plan. Total, que como realmente estaba prevista la visita (¡aunque muchas horas antes, no tan tarde!) no nos quedó más remedio que ir al Inner-Mongolia Dinosaur History Museum. Un edificio enorme con secciones dedicadas a exponer huesitos y otras reliquias de hace miles de años... y otras que parecían más propaganda de EL PARTIDO que otra cosa. Y entre ellas destaca la exposición dedicada al proyecto espacial chino puesto que los lanzamientos y tal se hacen en Mongolia Interior. No estuvo mal pero, sinceramente, eso de ir hasta tan lejos para meterme en un museo que tampoco tenía nada de especial... me mosqueó muchísimo. Ya que estábamos perdiendo la tarde, hubiera preferido perderla en algo más interesante, en algo que no pudiera haber visto en España, por ejemplo.



El ordenador desde el que se controló el primer lanzamiento aerospacial chino. Es increíble que con este cachivache prehistórico pudieran hacer algo más que jugar al Pong.
Vamos que, de haber sido yo la guía, o hubiera ido directamente a Beijing o, al menos, hubiera aprovechado para visitar lugares de interés turístico en la ciudad en lugar de meter a los guiris de turno en un museo random toda la tarde.
Me quedé con las ganas de visitar el mausoleo de Genghis Khan...

...Y el Templo de las Cinco Pagodas.



El día empezó regular, fue empeorando con lo del museo y acabó de forma nefasta en el viaje de vuelta a Beijing. En teoría nos esperaba un viaje de 4 horas y se suponía que llegaríamos a las 6 de la tarde; como no cumplimos ninguno de los horarios establecidos, se dijo que llegaríamos a las 8. Pues bien... por culpa del tráfico, el viaje de vuelta se convirtió en un INFIERNO de más de 10 horas en la autopista, en una caravana INMENSA y ETERNA, rodeados de camiones y perdidos en medio de la nada. Y, por si fuera poco, con tantas horas de caravana y sin perspectivas de que mejorase la situación en la carretera, al conductor no se le ocurre cosa mejor que ponerse en modo ahorrativo y apagarnos las luces y el aire acondicionado durante toda la noche... por si acaso en otro momento nos hacía más falta. ¡¿Pero cuándo nos iba a hacer más falta con 30 personas en el mismo autocar, parados y encerrados durante horas?! Vamos que por no poder, no podía ni entretenerme leyendo porque estábamos a oscuras; en ese momento afloraron mis instintos asesinos... pero tranquilos, no maté a nadie. Creo.
Y aquí parados una hora y otra y otra...


Acabé llegando a mi habitación a las 3 de la mañana, muerta de asco y agotamiento. Pero, bueno, a pesar de lo mucho que me enfadé el último que me enfadé ese día... prefiero verlo como una experiencia más o aún podría volver a la agencia de viajes y cargarme al guía. Ahora sé que las retenciones de España son una broma comparado con la que se lía en una autopista china con miles de camiones en dirección a Beijing. Pensad que en esta ciudad vive más gente que en media España y de algún sitio hay que traer el alimento para todos... y ese día parece todo venía de Mongolia Interior. xDD

Hogar, dulce hogar... Igual que este gatito me pasé yo el día siguiente. xD


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